No hay vuelta atrás. Finalmente ha llegado el 15 de marzo de
2017. Fecha clave para la Unión Europea y el Reino Unido después de los
resultados del referéndum del 23 de junio de 2016. Tras las noticias de enero
de 2017 de Theresa May, primera ministra británica, que anunciaba aplicar un
“Brexit” duro y tras haber llegado a un acuerdo para ello en el parlamento
inglés, su Majestad Elizabeth II también invoca el artículo 50 del Tratado de
la Unión Europea.
Me parece lógico que haya que respetar el resultado por muy
ajustado que sea. Aunque considero que haber querido irse de una institución
como la Unión Europea es ir para atrás. Es cierto que la Unión Europea se
encuentra en una encrucijada y que no ha sido capaz de desarrollar un proyecto
arrollador ni integrador para sus países. Es cierto que hay algunos países que
han necesitado un rescate y eso cuesta dinero. No obstante, la Unión Europea se
creó con unos principios y valores positivos como puede ser la declaración de la
no guerra entre sus países o la libre
circulación. Un proyecto ejemplar que ojalá se pudiera aplicar a nivel mundial.
El Reino Unido pretende ahora cerrar esa puerta y “decrear” lo ya creado. La
respuesta no era darle la espalda, era buscar entre todos una solución para que
el barco de la Unión Europea no se vaya a pique.
Yo que he vivido casi 5 años en Londres, he de decir que los
ingleses siempre se han mostrado reticentes a lo que la Unión Europea
concierne. Los ingleses siempre han querido ser diferentes. Para todo buscan su
estilo, su modo de hacer. El ejemplo más obvio es que conducen al lado
contrario. No digo que ser diferente sea negativo. Pero sí lo es cuando se
tiene un gran defecto: creerse superior.
A continuación realizaré un análisis basado en la
experiencia. No quisiera generalizar porque los resultados del referéndum
fueron muy ajustados y porque no es justo incluir a todo un país en la misma
etiqueta. Yo conozco a ingleses a favor de la permanencia en la Unión Europea. Y todos los ingleses que conozco siempre me han tratado bien. Sólo trabajando en la atención al cliente, me he encontrado con clientes que no querían hablar conmigo por no ser inglesa.
Sin embargo, sí que he percibido que se creen superiores. Y ya se
veía cuando no quisieron acuñar el Euro o establecieron su propia normativa Schengen.
También se ha visto en los resultados del plebiscito como muestra de que
quieren ser únicos y desmarcarse de la Unión Europea.
Ahora bien. Es necesario ponerse en la piel de ellos. Hoy en
día, en las grandes ciudades del Reino Unido hay más habitantes de otros países
que ingleses. Ir caminando por las repletas calles (también calles de las
afueras) de Londres es estar en un mapamundi. Vas al médico, al banco, al
supermercado, a clase… y no encuentras a ingleses o encuentras uno por
casualidad. Los medios de transporte están llenos, no se puede respirar, viajas
apretado… y todo ello porque cada vez vamos más gente a vivir allí.
Pero no es justo votar en contra de la Unión Europea
cuando el país ha facilitado la entrada a gente de otras nacionalidades, bien
sea por motivos coloniales o no, especialmente africanas y de la india. En
otros términos, los ingleses la han pagado con los europeos.
Otro punto de análisis que argumenta el párrafo anterior son
las ayudas de emergencia social que el gobierno provee a aquellos que no
encuentran empleo, que se quedan sin trabajo o que son padres/madres
monoparentales con hijos. Me gusta la buena voluntad del gobierno pero a la vez
ha gastado dinero sin controlar a quién iban dirigidas las ayudas y en los
últimos años se ha encontrado en la tesitura de que empieza a haber también una
crisis económica financiera en el Reino Unido. Los ciudadanos ingleses han
protestado en referencia a ello. Pero no se confundan, son muy pocos los
europeos que se beneficiaban de ellas. Hay una infinidad de polacos, italianos
y españoles en Londres, pero a todos los que he conocido, han trabajado y
trabajan muy duro, más que los propios ingleses.
Para más inri, una amiga de una de mis vecinas en Londres,
inglesa pero de padres gallegos, me contaba que lo que al Reino Unido no le
gustaba era la distribución de los refugiados por el conflicto bélico de Siria.
Tenemos miedo e incertidumbre a lo que pueda pasar. Las especulaciones
sobre lo que puede pasar se oyen todos los días. Y tenemos el “Brexit” hasta en
la sopa. La libra se ha devaluado y los aranceles aduaneros cambiarán. Los ingleses
disminuirán la compra de algunos de los productos europeos y viajarán menos. No
se sabe qué pasará con los alrededor de 3 millones de europeos que viven allí
ni de los 2 millones que viven en Europa, siendo España uno de los lugares en
donde más residentes ingleses hay.
A partir de ahora, los españoles que no encuentren trabajo en
España tendrán que buscar alternativas ya que probablemente, los que vayan a
partir del 15 de marzo de 2017 no podrán quedarse todo lo que quieran.
La única pregunta que me viene a la mente es cómo los
ingleses no pensaron en todo esto antes de votar. Bajo mi punto de vista, los
europeos podemos estar preocupados, pero son ellos los que deberían estarlo aún
más. Comparo el año 2011-2, que es el año en que fui por primera vez a Londres,
con el año 2016. La crisis hoy es palpable, los trenes ya no son puntuales como
lo eran y hay huelgas cada dos por tres. Todas las gestiones burocráticas se
han ralentizado, han despedido a trabajadores del sistema sanitario, hay
empresas que han comenzado a despedir a gente, hay empresas europeas que su
sede estaba en Londres que actualmente se encuentran en el limbo…
Yo he de agradecer mucho al Reino Unido porque allí he
tenido trabajo y acceso a todos los servicios públicos. Eso no se lo puedo
negar a Londres, su capital. He criticado a los ingleses pero por supuesto, también
tienen sus virtudes. El Reino Unido siempre ha dado cabida a todo el mundo y es
algo que admiro. Asimismo, se puede tomar como un excelente modelo a la hora de
gestionar la política. Hay una mayor transparencia y aquellos que corrompen el
sistema dimiten de inmediato no como en España. Y esto conlleva en parte, a la
riqueza y bienestar de un país.
Me da pena porque creo la mayor perjudicada del Brexit es Londres. Sin duda alguna, es la ciudad más cosmopolita del planeta. En ella
conviven todo tipo de culturas y todas esas personas han enriquecido a la urbe
y han hecho que se desarrollara como lo hizo hasta ahora. Londres le debe mucho
a todos los inmigrantes ya que sin ellos, no sería lo que hoy es.
Mi percepción quizá no sea tan desacertada tras haber leído lo siguiente: http://www.xlsemanal.com/conocer/20170328/boston-lincolnshire-donde-nadie-quiere-ser-europeo-el-epicentro-del-brexit.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario